Desequilibrios hormonales y su impacto en el aparato locomotor: un enfoque desde la Fisioterapia

Cómo afectan al aparato locomotor

Las hormonas influyen directamente sobre los músculos, los huesos, las articulaciones y los tendones. A continuación, te explico cómo su desequilibrio puede afectar a cada uno de estos componentes:

Síntomas musculares

• Debilidad muscular inexplicada
  Frecuente en hipotiroidismo, hipogonadismo o déficit de hormona del crecimiento. La persona siente fatiga incluso en tareas sencillas.
• Pérdida de masa muscular (sarcopenia)
  Relacionada con la disminución de testosterona, hormona del crecimiento o estrógenos. Suele acompañarse de una pérdida de fuerza progresiva.
• Calambres y espasmos
  Aparecen en hipotiroidismo, alteraciones del calcio por disfunción paratiroidea o desequilibrios en el cortisol.
• Dolor muscular difuso (mialgias)
  Común en desequilibrios tiroideos o en exceso de cortisol, a veces confundido con fibromialgia.

Síntomas tendinosos y fasciales

• Tendinitis crónicas o recidivantes
  Relacionadas con déficit estrogénico o trastornos tiroideos. El tendón pierde elasticidad y capacidad regenerativa.
• Fascitis plantar, codo de tenista o dolor en el talón
  A veces asociados a hipotiroidismo, que altera la hidratación y elasticidad de los tejidos blandos.

Síntomas articulares

• Rigidez articular matutina o prolongada
  Común en hipotiroidismo y durante la menopausia. Las articulaciones pueden sentirse “oxidadas” tras el reposo.
• Dolor articular sin causa aparente
  Especialmente en hombros, rodillas y manos, en contextos de cambios hormonales como la menopausia o alteraciones del cortisol.
• Edema o hinchazón articular
  Ligado a retención de líquidos por alteraciones en las hormonas sexuales o tiroideas.

Síntomas óseos

• Dolor óseo sordo o localizado
  Aparece en estados de pérdida de densidad ósea (osteopenia, osteoporosis), típicamente en mujeres postmenopáusicas o personas con hipogonadismo.
• Mayor riesgo de fracturas
  Un signo indirecto que puede alertar de una pérdida importante de masa ósea debida a un desequilibrio hormonal.

Inflamación y dolor
El cortisol, en exceso por estrés crónico o enfermedades como el síndrome de Cushing, puede provocar debilitamiento muscular, dolor generalizado y mayor predisposición a lesiones. Por otro lado, puede interferir en la regeneración del tejido tras un esfuerzo físico o lesión.

Cabe una mención especial a los síntomas que puede tener una mujer cuando existe un desequilibrio de los estrógenos.

Síntomas por déficit de estrógenos

Algo muy común en menopausia, perimenopausia, fallo ovárico prematuro o hipogonadismo.

Generales:

• Sofocos y sudoración nocturna
• Cambios de humor, ansiedad o depresión
• Insomnio o sueño de mala calidad
• Disminución de la libido
• Sequedad vaginal

Musculoesqueléticos:

• Dolor articular difuso, especialmente en manos, hombros, caderas o rodillas.
• Rigidez matutina, como si “cueste arrancar” por las mañanas.
• Pérdida progresiva de masa muscular y fuerza (sarcopenia).
• Disminución de la densidad ósea → osteopenia u osteoporosis.
• Mayor riesgo de fracturas, incluso por traumatismos leves.
• Tendinopatías frecuentes, especialmente en el manguito rotador en el hombro,  codo o Tendón de Aquiles.

Los estrógenos tienen un efecto protector sobre el colágeno y el tejido conectivo. Su descenso favorece la rigidez, sequedad y fragilidad de tendones y ligamentos.

Síntomas por exceso de estrógenos

Común en mujeres con síndrome premenstrual grave, endometriosis u ovario poliquístico.

Generales:

• Retención de líquidos.
• Hinchazón mamaria o sensibilidad.
• Migrañas hormonales.
• Ciclos menstruales irregulares o abundantes.
• Cambios de humor intensos.

Musculoesqueléticos:

• Sensación de hinchazón o pesadez corporal, que puede afectar al rendimiento físico.
• Dolor muscular inespecífico, a veces similar a la fibromialgia.
• Mayor propensión a contracturas por retención hídrica y cambios inflamatorios.
• Inflamación de tejidos blandos, como fascias o ligamentos, especialmente en fase premenstrual.

La Fisioterapia y la Kinesiología como parte del tratamiento integral

El papel del fisioterapeuta en estos casos es clave. Aunque no somos endocrinos, trabajamos de forma interdisciplinar, evaluando signos físicos relacionados con desequilibrios hormonales y adaptando el tratamiento a cada situación.

En mi clínica de Fisioterapia en Rivas, utilizo la Kinesiología para valorar estos posibles desequilibrios hormonales.

Lo podemos hacer de dos formas:

1. A través de distintos test musculares. A continuación veremos qué músculos se relacionan con las distintas glándulas y sistemas relacionadas con el sistema endocrino:

• Tiroides: Músculo Redondo menor.
• Hígado: Músculo Pectoral mayor (fibras esternales) y romboides.
• Suprarrenales: Músculos Sartorio, recto interno, tríceps sural.
• Ovario y Testículos: Músculos Glúteo medio, piramidal de la pelvis y adductores.
• Timo: Músculo Infraespinoso.
• Bazo-Páncreas: Músculo Dorsal ancho.     
• Hipotálamo, Hipófisis y Epífisis: Aunque estas glándulas no tienen asociado un músculo concreto, se puede ver si hay una posible disfunción de ellas utilizando lo que en Kinesiología se conoce como músculo indicador (MI).

A parte de glándulas, es necesario evaluar otros sistemas importantes para el sistema hormonal como son:

• Intestino delgado: Músculos Cuádriceps y músculos abdominales.
• Intestino grueso: Músculo Tensor de la Fascia Lata (TFL).